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Las locas aventuras de Fura (el ultimo macarra sentimental) |
Cuentos y relatos para no dañar las neuronas propias ni ajenas. Total...nadie me va a creer!!
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El gato que nunca soñaba![]() Paseaban a diario por entre las rocas del pantalán de puerto, sin temor a la gente que los acechaba con sus miradas. Aunque aceptaban gustosamente la comida que a diario les traían, los gatos del puerto pertenecían a la más noble de las especies: los gatos libres. Cierto que en realidad eran gatos comunes, pero eso no importaba en la comunidad marinera. Incluso un gato de áncora que les visitó en una ocasión les había dicho que en Japón serían auténticos príncipes, porque allí el gato español es muy apreciado. Formaban un grupo selecto que por las tardes se reunían para contar sus aventuras cotidianas al abrigo de un banco de piedra. Contemplaban siempre juntos la puesta de sol sobre los barcos atracados y hacían a los demás partícipes de sus sueños. Todos, excepto uno: Nike, un gato negro desgarbado y patidorado, cuya única preocupación en la vida era la comida, hasta tal punto que estaba engordando peligrosamente. --¿Tampoco hoy has soñado, Nike? preguntó Aníbal, el más viejo de entre ellos --No. ¿Porqué habría de hacerlo? --Para compartirlo con nosotros por las tardes, y por si algún día se hace realidad-- aseveró Brandy, el atrevido y jovenzuelo orejiblanco --Podemos compartir la comida, como siempre --Hay tiempo para todo. Concéntrate en el brillo del sol en las olas e imagina algo-- insistía Mixi, la pelirroja Pero nada. Nike solamente se preocupaba de comer y de engordar. Engullía cuanto podía, hasta el punto de no poder cási caminar. Un día, Nike faltó a la cotidiana cita del atardecer. La primera en notar su ausencia y preguntar fue Mixi. Pero nadie quería responderle. Por fín, Aníbal le confesó la verdad: por la mañana se acercó veloz un halcón que llevaba días merodeando y Nike fue el único que no consiguió escapar. Fue un trsiste final. --No tan triste,dijo Brandy. Hoy se han cumplido dos sueños. --¿Cuales?-- preguntó Mixi --El primero, el del halcón, que siempre soñó con comerse un gordo gatito en lugar de las duras y sosas palomas que componen su dieta habitual. El segundo, el de Nike, que hoy me confesó que por la noche había soñado con volar como un pájaro. Los felinos se miraron entre sí, y, entre alegres maullidos continuaron contemplando la precisosa puesta de sol. Al fin y al cabo, se había demostrado que los sueños tarde o temprano siempre se cumplen. 2003-08-08 | Lo dice PaCotilla a las 13:40 | 4 Comentarios | #
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